Clases extraescolares de Ajedrez en Centros Docentes Públicos dependientes de la Junta de Andalucía, incluidas o no dentro del Plan de Familia. Ver proyecto
¿Por qué Ajedrez?
El Ajedrez es un juego de estrategia, inventado hace más de 1.500 años en la India, según la leyenda, por un sabio indio que lo ideó como divertimento para su monarca, y como formación intelectual para sus hijos, tanto para la vida como para la batalla.
Todo este tiempo desde su creación, el Ajedrez ha evolucionado con los tiempos y culturas, y se ha universalizado en todo el mundo su aprendizaje y práctica, destacando de forma especial la enseñanza del Ajedrez en los Colegios, donde centenares de miles de estudiantes están comprobando los beneficios que tiene el Ajedrez en sus vidas.
¿Por qué es bueno el Ajedrez para nuestros hijos y mayores?
El Ajedrez hace a los niños más eficaces y potencia áreas cognitivas y emocionales clave en su desarrollo intelectual:
¿Qué beneficios sociales tiene el Ajedrez?
- El ajedrez ofrece una gran variedad de ejercicios y situaciones para practicar y resolver situaciones y problemas.
- La resolución de ejercicios en el ajedrez se basa en la toma de decisiones, en donde cada alumno es responsable de sus actos.
- El Ajedrez crea un sistema o patrón de pensamiento que, utilizado con precisión, fomenta la consecución de objetivos. Los alumnos se acostumbran a buscar diferentes alternativas, sopesando sus decisiones, lo que favorece su creatividad y fluidez en el cálculo.
- La competición fomenta interés y entretenimiento lúdico, provoca agudeza mental y supone un reto para los alumnos.
- Un entorno de aprendizaje organizado alrededor de los juegos tiene un efecto positivo en el actitud del alumno hacía el estudio. Esta dimensión emocional actúa como un facilitador del desarrollo cognitivo. Los juegos instructivos son una de las herramientas más motivadoras en el repertorio de un buen profesor. A los niños les encantan los juegos. El Ajedrez les motiva para solucionar ejercicios y problemas y pasar cierto tiempo en silencio pensando de forma lógica. De hecho, es frecuente comprobar que estos mismos jóvenes no pueden estar quietos más de quince minutos en un aula tradicional.